Las perlas son elementos que, desde la antigüedad hasta la actualidad, han sido fruto de numerosos mitos sobre su origen, usos, esfuerzo de buzos y marinos, originalidad de técnicas comerciales y trabajo de científicos por descubrir cómo se forman.
Las perlas han sido siempre un objeto preciado para la humanidad. Sin embargo, la sobreexplotación de este recurso provocó el agotamiento de los bancos perleros, que fue superada por su cultivo y la perlicultura.
Las ostras perleras son moluscos bivalvos que pertenecen a la familia Pteriidae. Existen una veintena de especies marinas diferentes y se distribuyen entre el trópico de Cáncer y el de Capricornio. Se pueden encontrar en mares interiores, lagunas costeras, bahías y esteros; en general a una profundidad entre 1 y 35 metros de media.
Las Pteriidae se caracterizan porque su interior está recubierto de una capa de nácar plateado y destellos de colores. El nácar es una sustancia biomineral formada por la acumulación de capas finas de carbonato de calcio, silicio y otros minerales con la forma de cristales de aragonita unida a una matriz de proteínas. El brillo se produce por los rayos de luz que pasan a través de estas capas.
Al ser animales filtradores, las ostras abren las valvas para conseguir los nutrientes y el oxígeno del agua. Por lo general, desechan los elementos inútiles, pero a veces no pueden arrojar una partícula gruesa que se almacena en su interior. Para evitar una posible irritación, la ostra recubre esta partícula con capas concéntricas de nácar, formando, con el tiempo, una perla. La formación, por tanto, de estos elementos son producto de un accidente de la naturaleza.
Las perlas reciben un valor simbólico en todas las culturas. A nivel mítico, han estado ligadas a la lluvia, al sol y a la luna. Además, se extendió la creencia de que las perlas provenían de gotas de lluvia solidificadas y este pensamiento perduró durante siglos. También tuvieron usos medicinales, siendo más común en Oriente, donde se utilizaba para aliviar fiebres, indigestiones, hemorragias, e incluso melancolía.
En definitiva, las perlas son un recurso que ofrecen parte de una cultura material, inmaterial y biológica. Esta “joya”, sin embargo, necesita de un uso responsable, identificándolo como un recurso, pero cambiando el concepto de sobreexplotación por sostenibilidad y admiración.
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PEARLS: SUSTAINABILITY AND ADMIRATION
Pearls are elements that, from the antiquity to the present time, have been the result of numerous myths about their origin, uses, effort of divers and sailors, originality of commercial techniques and work of scientists to discover how they are formed.
Pearls have always been a precious object for mankind. However, the overexploitation of this resource caused the depletion of pearl banks, which was overcome by its cultivation and pearl farming.
Pearl oysters are bivalve mollusks belonging to the Pteriidae family. There are about twenty different marine species and they are distributed between the Tropic of Cancer and the Tropic of Capricorn. They can be found in inland seas, coastal lagoons, bays and estuaries; generally at a depth between 1 and 35 meters on average.
The Pteriidae are characterized because their insides are covered with a layer of silvery nacre and colored sparkles. Nacre is a biomineral substance formed by the accumulation of thin layers of calcium carbonate, silicon and other minerals in the form of aragonite crystals attached to a protein matrix. The luster is produced by light rays passing through these layers.
Being filter-feeding animals, oysters open their shells to get nutrients and oxygen from the water. They usually discard the useless elements, but sometimes they are unable to shed a coarse particle that is stored inside. To avoid possible irritation, the oyster coats this particle with concentric layers of nacre, forming, over time, a pearl. The formation, therefore, of these elements are the product of an accident of nature.
Pearls have a symbolic value in all cultures. At mythical level, they have been linked to rain, sun and moon. Besides, the belief spread that pearls came from solidified raindrops and this thought lasted for centuries. They also had medicinal uses, being more common in the East, where they were used to alleviate fevers, indigestion, hemorrhages, and even melancholy.
In short, pearls are a resource that offer part of a material, immaterial and biological culture. This “jewel”, however, needs a responsible use, identifying it as a resource, but changing the concept of overexploitation for sustainability and admiration.
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