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Los datos de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza) apuntan que más de un 80% de la contaminación marina proviene de las actividades realizadas en tierra por los seres humanos. Los pesticidas, las bolsas de plástico y muchos otros desechos acaban en los océanos a través de vertidos directos o las escorrentías de las aguas que llegan a los mares a través de ríos y desagües.
Además, los vertidos de petróleo son especialmente peligrosos, ya que este combustible no sólo acaba en el agua del mar por derrames o filtraciones de barcos o buques, sino también a través de los desagües de las ciudades, donde terminan todos los restos de combustible usados en procedimientos industriales.
Por otro lado, existen fertilizantes procedentes de granjas o explotaciones agrícolas y que suponen un gran problema para el medio costero. Los nutrientes adicionales que contienen estos fertilizantes producen un fenómeno llamado “eutrofización”, produciendo el florecimiento masivo de algas que agotan el oxígeno disuelto en el mar. Esta falta de oxígeno afecta, a su vez, a gran parte de la fauna marina, como es el caso, recientemente ocurrido, en el Mar Menor.
Los residuos sólidos como el plástico también causan graves secuelas en referencia a los productos químicos ya que, muchos acaban disolviéndose en el mar y provocando su propagación en el agua.
Los contaminantes químicos en el océano abarcan tanto compuestos orgánicos, como inorgánicos disueltos o dispersos. Los principales compuestos encontrados son cloruros, sulfatos, nitratos y carbonatos; además, también existe una gran cantidad de desecho ácido, alcalino y gases tóxicos como el óxido de azufre, de nitrógeno, amoníaco, cloro y sulfuro.
Los vertidos químicos siguen considerándose la principal fuente de contaminación de las aguas. Según algunos datos de la Unión Europea, se generan más de una tonelada al año de 30.0000 sustancias químicas diferentes que se encuentran a la venta. Por ello, numerosas entidades demandan la vigilancia y la reglamentación de los contaminantes químicos hallados en los mares de Europa con la finalidad de devolver la salud a nuestros océanos.
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CHEMICAL SPILLS AT SEA
WWF (World Wildlife Fund) data show that more than 80% of marine pollution comes from human activities on land. Pesticides, plastic bags and many other wastes end up in the oceans through direct discharges or water runoffs that reach the seas through rivers and drains.
In addition, oil spills are especially dangerous, since this fuel not only ends up in sea water through spills or leaks from ships or vessels, but also through city drains, where all the remains of fuel used in industrial processes end up.
On the other hand, there are fertilizers from farms or agricultural operations that are a major problem for the coastal environment. The additional nutrients contained in these fertilizers produce a phenomenon called “eutrophication”, causing massive algae blooms that deplete the oxygen dissolved in the sea. This lack of oxygen in turn affects much of the marine fauna, as has recently occurred in the Mar Menor.
Solid wastes such as plastic also cause serious consequences in reference to chemical products, since many end up dissolving in the sea and causing them to spread in the water.
Chemical pollutants in the ocean include both dissolved and dispersed organic and inorganic compounds. The main compounds found are chlorides, sulfates, nitrates and carbonates; in addition, there is also a large amount of acidic and alkaline waste and toxic gases such as sulfur oxide, nitrogen oxide, ammonia, chlorine and sulfur.
Chemical discharges are still considered the main source of water pollution. According to data from the European Union, more than one ton per year of 30,000 different chemical substances are generated and sold. Many organizations are therefore calling for the monitoring and regulation of chemical pollutants found in Europe’s seas in order to restore the health of our oceans.
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