Desde la antigüedad, el hombre ha empleado la ruta marítima como forma de tráfico y comercio de mercancías a nivel internacional. Durante siglos, este comercio ha ido creciendo debido a los avances tecnológicos en navegación.
En la actualidad, según datos de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Transporte (UNCTAD), más del 90% del comercio mundial se transporta por mar. Sin embargo, este tráfico marítimo encierra numerosos riesgos:
- A menudo, se producen vertidos de petróleo en el mar, provocando su contaminación. Se estima que, en el Mediterráneo, el 75% de las miles toneladas de hidrocarburos vertidas anualmente proceden de las operaciones de limpieza que realizan los buques. El Mediterráneo es el mar interior más grande del mundo, alcanzando también las tasas más elevadas de contaminación.
- Las ondas y sónares de los barcos y submarinos afectan al sistema auditivo de los animales marinos, perjudicando la orientación y dificultando la comunicación entre ellos.
- También ocurren colisiones contra barcos. Se calcula que cerca de 40 rorcuales comunes fallecen cada año al chocar contra buques en el Mar Mediterráneo.
- A través del fenómeno de globalización y la cantidad de movimiento que existe en todo el mundo, muchas especies invasoras viajan en los lastres y cascos de los barcos generando inestabilidad en otros ecosistemas debido a su aparición.
- Además, más del 3% de las emisiones globales de dióxido de carbono se relacionan con el transporte naval.
Existen otros riesgos que ponen en peligro el ecosistema marino debido al tráfico marítimo. Sin embargo, como bien indican los datos, este transporte es necesario; pero requeriría algún tipo de limitación que permitiera dar una buena convivencia entre el medio marino y la necesidad del comercio por parte de las personas. En Francia, por ejemplo, ya se han promulgado leyes que protegen el Corredor del Mediterráneo, evitando en muchas ocasiones, la colisión con los cetáceos que suelen emprender su ruta puntualmente en el mes de abril.
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MARITIME TRAFFIC
Since ancient times, man has used the maritime route as a means of international traffic and trade of goods. For centuries, this trade has been growing due to technological advances in navigation.
Today, according to data from the United Nations Conference on Trade and Transport (UNCTAD), more than 90% of world trade is transported by sea. However, this maritime traffic involves numerous risks:
- Oil spills often occur at sea, causing pollution. It is estimated that, in the Mediterranean, 75% of the thousands of tons of oil spilled annually come from cleaning operations carried out by ships. The Mediterranean is the largest inland sea in the world and also has the highest pollution rates.
- Waves and sonar from ships and submarines affect the hearing system of marine animals, impairing orientation and making it difficult for them to communicate with each other.
- Collisions with ships also occur. It is estimated that about 40 fin whales die each year when they collide with ships in the Mediterranean Sea.
- Through the phenomenon of globalization and the amount of movement around the world, many invasive species travel in the ballast and hulls of ships, generating instability in other ecosystems due to their appearance.
- In addition, more than 3% of global carbon dioxide emissions are related to shipping.
There are other risks that endanger the marine ecosystem due to maritime traffic. However, as the data indicate, this transport is necessary; but it would require some kind of limitation that would allow a good coexistence between the marine environment and the need for trade by people. In France, for example, laws have already been enacted to protect the Mediterranean Corridor, avoiding in many occasions, the collision with cetaceans that usually undertake their route punctually in the month of April.
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